Una noche como cualquier otra del año 1.988 unos pescadores se encontraban pescando cuando de repente sintieron que debajo de sus embarcaciones emergieron gigantes cabezas con cachos, inmediatamente uno de ellos tomó una lámpara y la apuntó hacia la extraña aparición y se toparon con un monstruo gigante de 7 cabezas que rápidamente desapareció entre las oscuras aguas del rio Orinoco, el hecho fue descrito por muchos como un castigo divino y muchos de ellos murieron ese mismo año.
Varios años después, a mediados del siglo XX para ser un poco más exacto la Universidad de Oriente coordinó una expedición marina con un buzo experimentando con la intención de fotografiar los alrededores de las profundidades de la piedra y la gran sorpresa fue que el experto no duró mucho debajo del agua ya que desesperadamente pidió a gritos que lo subieran porque había visto un monstruo gigante de cabezas con cacho.
En este mismo orden de ideas, estudios de ultrasonido marino confirman que justo delante de la piedra se encuentra una fosa enorme de 160 metros de profundidad, la cual forma una especie de embudo y que según varios reportes policiales afirman que ha sido el centro de desaparición de muchas embarcaciones de la zona.
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